En un esfuerzo conjunto por promover el acceso sostenible a la electricidad y fomentar la transición hacia fuentes de energía renovable, el Banco Mundial ha aprobado un préstamo de $125 millones destinado a Bolivia. Esta iniciativa, respaldada por el directorio ejecutivo del Banco Mundial, tiene como objetivo mejorar el acceso a servicios eléctricos sostenibles en hogares y comunidades rurales en todo el país.
La operación, que será ejecutada por la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) y el Programa de Electricidad Para Vivir con Dignidad (PEVD) del Ministerio de Hidrocarburos y Energía (MHE), busca reemplazar los combustibles fósiles, como el diésel o el queroseno, con fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica. Este enfoque no solo contribuirá a la reducción de la contaminación, sino que también promoverá la eficiencia energética y el uso sostenible de la electricidad.
El proyecto, que se llevará a cabo en un período de seis años, beneficiará a más de 141,000 personas, proporcionándoles acceso nuevo o mejorado a la electricidad para uso doméstico y productivo. Esto se logrará mediante la extensión de redes eléctricas, la construcción de minirredes y la instalación de sistemas de energía solar fotovoltaica individual.
El Ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, destacó la importancia de este financiamiento al afirmar que “este esfuerzo tiene como meta llegar a cada hogar en las áreas rurales, asegurando que la expansión de los servicios eléctricos sea inclusiva y abarque a todas las comunidades”. Además, el proyecto tiene como objetivo elevar la cobertura de electricidad en el país del 84% actual al 95%.
La implementación del proyecto no solo se centrará en la expansión de las redes eléctricas, sino que también fortalecerá el sector eléctrico nacional a través del apoyo a políticas públicas para una transición energética justa. Esto implica no solo la adopción de fuentes de energía renovable, sino también la educación a los usuarios sobre el uso sostenible de la electricidad.
El proyecto, que abarcará inicialmente municipios rurales en Beni, Pando, Potosí, Santa Cruz y Tarija, contempla la instalación de 25,500 conexiones domiciliarias por redes eléctricas, 300 conexiones en unidades productivas, más de 9,000 sistemas fotovoltaicos domiciliarios autónomos, 350 sistemas fotovoltaicos en instituciones públicas y cerca de 1,100 conexiones por minirredes o sistemas híbridos alimentados con energía renovable en hogares.
Además de mejorar la calidad de vida de los habitantes de estas áreas rurales, el proyecto contribuirá a la resiliencia del sector eléctrico frente a eventos climáticos extremos. La aplicación de estándares de alto diseño en la construcción, junto con la incorporación de infraestructura de conexión para los usuarios, garantizará la durabilidad y la capacidad de recuperación del sistema eléctrico.
Camille Nuamah, representante residente del Banco Mundial en Bolivia, subrayó que “el incremento del acceso a la energía beneficiará a los pobladores de áreas rurales donde las inversiones en electricidad no suelen llegar fácilmente”. Además, señaló que este aumento en el acceso a la energía tendrá un impacto positivo en la calidad de vida, bienestar y productividad de las mujeres, permitiéndoles participar en trabajos remunerados y actividades educativas.
Este financiamiento no solo refleja el compromiso del Banco Mundial con la sostenibilidad y la mejora de las condiciones de vida de las comunidades rurales en Bolivia, sino que también se alinea con los objetivos globales de acceso universal a la electricidad para el año 2030. Con un plazo de vencimiento de 24 años y un periodo de gracia de 11 años, este préstamo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) proporciona un respaldo financiero sólido para la implementación exitosa de este proyecto transformador.