Lionel Messi se quedó con las manos en la cadera cerca del círculo central del campo de fútbol, con cara de piedra mientras los jugadores de Arabia Saudita corrían en todas direcciones a su alrededor después de marcar una de las mayores sorpresas de la historia de la Copa del Mundo contra Argentina.
La campeona de Sudamérica y una de las favoritas del torneo cayó por 2-1 ante Arabia Saudita el martes, en un comienzo desalentador para la búsqueda de Messi de ganar el único gran título que se le resiste.
La remontada de Arabia Saudita se une a la lista de otras grandes sorpresas del Mundial: La victoria de Camerún sobre una Argentina liderada por Diego Maradona (1-0) en el partido inaugural del Mundial de 1990, la victoria de Senegal sobre la campeona Francia (1-0) en el estreno del torneo de 2002 o la victoria de Estados Unidos sobre Inglaterra por el mismo resultado en 1950.
“Antes del partido nos daban como favoritos”, dijo el entrenador de Argentina, Lionel Scaloni. “Pero este tipo de cosas pueden pasar en un Mundial”.
Messi adelantó a Argentina en el minuto 10 con un penalti ejecutado con frialdad y el partido tenía visos de ser una victoria rutinaria para el vigente campeón de la Copa América, que llevaba una racha de 36 partidos sin perder.
Pero no fue así.
Los goles de Saleh Alshehri y Salem Aldawsari en un intervalo de cinco minutos al principio de la segunda parte dieron a los saudíes un resultado histórico en la primera Copa Mundial celebrada en Oriente Próximo.
La anterior victoria más abultada de los saudíes fue el 1-0 sobre Bélgica en el Mundial de 1994. La del martes fue apenas la cuarta victoria del país en la historia de la Copa Mundial.
“Todos los astros se alinearon para nosotros”, dijo el entrenador de Arabia Saudita, Herve Renard. “Hemos hecho historia para el fútbol saudí”.
Messi, de 35 años, que juega su quinto – y probablemente último – Mundial con Argentina, se rascó el costado de la cabeza y estrechó la mano de un miembro del cuerpo técnico saudí tras el pitido final.
Caminó hacia el túnel con un grupo de otros jugadores de Argentina y parecía abatido, una escena demasiado familiar para uno de los mejores jugadores de la historia que aún no ha ganado el premio máximo del fútbol.
“La hemos fastidiado en la segunda parte”, dijo el delantero argentino Lautaro Martínez. “Los pequeños detalles marcan la diferencia. Tenemos que arreglarlos”.
La improbable victoria fue sellada por una voltereta de Aldawsari, que bajó un balón alto justo dentro del área, hizo girar a Nahuel Molina con la ayuda de un rebote, se zafó de Leandro Paredes y sacó un potente disparo a la esquina más lejana en el 53.
Un Messi aturdido vio cómo los hinchas de Arabia Saudita, vecina de Qatar, celebraban incrédulos en las gradas. Los suplentes de Arabia Saudita se arremolinaron en el campo.
Messi adelantó a Argentina desde el punto de penalti después de que el árbitro asistente de vídeo le dijera al árbitro que echara un vistazo a un agarrón de camiseta de Saud Abdulhamid sobre Paredes.
Arabia Saudita no realizó ningún disparo a puerta en la primera parte y parecía que iba a conceder más al jugar con una línea alta que hizo que Argentina se metiera por detrás en la defensa saudí con facilidad.
El empate en el minuto 48 llegó en el primer intento de Arabia Saudita, con un remate angulado de Alshehri que pasó entre las piernas del defensa Cristian Romero y superó la zambullida del guardameta Emi Martínez.
El portero Mohammed Alowais realizó dos paradas clave en los últimos compases del partido para preservar la victoria.
Argentina jugará el sábado contra México en su segundo partido del Grupo C.